Vivian Maier – Un hallazgo sorprendente

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Vivian Dorothy Maier (1926 – 2009)

Este artículo es el compendio de todo cuanto he podido recopilar y contrastar hasta el momento sobre esta fotógrafa, ya que hay muchas lagunas e informaciones contradictorias sobre su biografía.

Llevo días indagando, buscando, traduciendo  y contrastando publicaciones, entrevistas y notas de prensa con el objetivo de poder obtener una idea global del misterio que rodea la vida de esta mujer. Resulta curioso que el blog creado en su «honor» por su descubridor tenga tan poca información, a la vez que comprensible, pues este pretende rentabilizar su pequeña inversión con libro, documental y película, bajo el título: «Buscando a Vivian Maier«.

Desde hace varios días estoy obsesionado, no hay otra palabra que lo describa mejor, por las imágenes que poco a poco se van publicando, que poco a poco ven la luz nuevamente tras su creación. Su autoría pertenece a Vivian Maier, una mujer que trabajó durante años como empleada de hogar a la vez que de forma muy discreta se ha convertido en una de las mejores fotógrafas a pié de calle.

¿Que nunca ha oído hablar de Maier?. No se sienta mal. Prácticamente nadie ha sabido de la magnitud y calidad de su trabajo como fotógrafa hasta después de su muerte el pasado 2009, cuando por pura casualidad john Maloof se hizo con una ingente cantidad de negativos y rollos de película sin revelar.

Vivian Dorothy Maier (New York 1’feb’1926 – Chicago 21’abr’2009) constituye todo un hallazgo para los amantes de la fotografía.

Su historia es digna de una gran novela. Hija de la francesa María Jaussaud y del austriaco Charles Maier, Viviam Dorothy Maier vio la luz en el estado de New York, en un frío invierno. Maier y su madre volvieron a Francia durante algunos años, pero por el momento se desconoce el lugar en el que residieron. Hay que tener en cuenta que no deja descendencia ni herederos. Cuando contaba con la edad de 25 años, Vivian embarcó en Le Havre, el 16 de abril de 1951, arribando al puerto de New York 10 días después. En esta ciudad residiría durante cinco años, años en los que dio rienda suelta a su pasión por la fotografía al tiempo que muy probablemente se ganaba la vida como niñera. De 1956 hasta 1972, Vivian residió con Avron y Gensburg Nancy en Highland Park, en la costa norte de Chicago, al cuidado de los tres hijos de estos: John, Lane y Matthew en su condición de niñera y empleada de hogar.

Guiada por su instinto, Vivian Maier capturó la esencia de multitud de ciudades, suburbios y zonas rurales. Trabajando como niñera durante años y sin descendencia propia, Maier fue capaz de retratar la belleza y la complejidad del entorno doméstico. Sus fotografías muestran una íntima exploración de la vida familiar, tratando «el hogar» en forma casi alegórica. Un espacio idílico en ocasiones y conflictivo en otras.

Contemplando la obra de Vivian Maier somos testigos de su sofisticada creatividad a la vez que podemos apreciar la vigencia de las historias que se encuentra tras cada imagen a pesar del tiempo transcurrido desde su toma.

Vivian Maier engloba en su obra desde retratos de Salvador Dalí o Nixón, pasando por conmovedores autorretratos a la fotografía de transeúntes anónimos, disturbios callejeros o la destrucción ocasionada por tornados. Ella documentó la alegría de los desfiles de Macy, la paz de los cementerios, escenas de atropellos, la vida de la flora y sus viajes.

En un momento dado, Maier pasó casi un año viajando alrededor del mundo (Los Ángeles, Egipto, Malasia, Filipinas, Bangkok, Italia), con la única compañía de su cámara. El como se financió estos viajes es otro misterio que aún está pendiente de resolver, aunque existen indicios de una posible herencia.

Anciana, enferma y sin apenas recursos, falleció desconociendo el valor, así como la importante contribución que su obra deja al mundo que tanto amó: la fotografía. Vivian Maier es considerada ya por muchos como una de las mejores exponentes de la fotografía callejera del siglo XX. Observando sus instantáneas uno aprecia la belleza así como las historias que cada sujeto e instante retratado por esta artista de la luz y de las sombras consiguió capturar para la posteridad.

Los que la conocían dicen que hablaba con acento francés y que era una mujer un tanto excéntrica, solitaria, de carácter introvertido y distante a la vez que sencillo y franco. Acostumbraba a vestir con grandes abrigos, chaquetas de hombre, sombreros de ala ancha y robustos zapatos.

Según comentan algunas personas para las que Vivian trabajó, ésta nunca recibió llamada alguna de familiares durante el tiempo que con ellos residió.

La Sra. Vivian frecuentaba una tienda de material fotográfico llamada Central Camara Company en la ciudad de Chicago, comercio que a pesar de ser inaugurado allá por el año 1899, aun sigue abierto, habiéndose adaptado y evolucionado con los tiempos.

Por lo que se sabe, la Sra. Vivian carecía de estudios de fotografía, pero según relatan algunos de los trabajadores de la tienda que aun la recuerdan, sabía muy bien lo que se traía entre manos.

Sus conocidos mencionan que su cámara Rolleiflex iba con ella a todas partes, que la fotografía era su hobby, esa gran pasión a la que dedicaba todo su tiempo libre y prueba de ello son los más de 100.000 negativos, 20-30.000 fotos en rollos pendientes de revelar, películas de 8mm, cintas de audio y fotografías que ha dejado como legado. A pesar de su deficiente caligrafía, los rollos de película tienen escrito a lápiz y en francés las fechas y ubicaciones en las que fueron tomadas las imágenes.

A primera hora de la mañana de su día libre, la cámara ya colgada de su cuello, y no la volveríamos a ver hasta bien entrada la noche», dijo Maren Baylaender, cuyo marido empleó a Maier para cuidar de su hija discapacitada. «Recuerdo que era una persona introvertida pero con firmes opiniones sobre cine y política«.

A pesar del halo de misterio que rodea su existencia, aunque apenas se tienen datos sobre su vida o las razones por las que mantenía oculta su obra, no puede menos que sorprender el agudo sentido de la observación con el que contaba a la hora de inmortalizar a las gentes y modas de los años 1950 a 1970 de las ciudades de New York y Chicago. Téngase en cuenta que ni ella misma vio reveladas cientos de las fotografías que tomó.

La vida y obra de esta mujer despiertan cada vez mayor atención e interés, incluso la del Centro Cultural de Chicago, que estrenó la Exposición: «Buscando a Vivian Maier: Fotógrafa de las calles de Chicago» el pasado 7 de enero.

No había muchas mujeres haciendo fotografía por las calles en los años 50 y 60«, comenta Lanny Silverman, responsable del Centro Cultural de Chicago. «Así que esto es muy interesante y notorio. Más allá de la historia de su vida, creo que ante todo era una buena fotógrafa«.

Vivian Maier se encontraba en serios apuros económicos, por lo que era incapaz de pagar el alquiler del lugar en el que almacenaba las cajas con todo el material que con el devenir de los años había acumulado. Sobrevivía en un pequeño apartamento en las afueras, conseguido por aquellas personas a las que ella había cuidado cuando eran niños.

John Maloof

A pesar del infortunio inicial, su obra vio la luz por una feliz casualidad. Todo empezó cuando en el año 2007, un joven agente inmobiliario llamado John Maloof adquirió por 400$ en una subasta de muebles y objetos antiguos un lote de cajas con innumerables negativos fotográficos. Éstas, se subastaban junto con otras pertenencias del mismo dueño, ya que no pagaba el alquiler y nadie se presentaba a reclamarlas. Una práctica común en los EE.UU.

John trataba de localizar fotografías antiguas con las que desarrollar un proyecto que tenía en mente, un libro sobre el distrito Portage Park de Chicago. Después de una breve revisión, Maloof determinó que las fotografías adquiridas no le eran de utilidad, así que las dejó en su ático ignorando el increíble legado fotográfico que tenía entre sus manos.

Cuando compré todo esto, no tenía ni idea de lo que era«, dijo Maloof.

Al principio Maloof, viendo que la inversión realizada no le serviría para su objetivo inicial, trató de rentabilizarla poniendo a la venta en ebay algunos de los negativos. Pronto se vio sorprendido por el enorme interés que estas despertaban a pesar de pertenecer a un autor hasta el momento anónimo. Llegaban a pagarle hasta 80$ por un sólo negativo.

Ello hizo que se pusiese nuevamente a revisar su adquisición. Lo curioso es que como el mismo Maloof dice, él nunca antes había sentido verdadero interés por la fotografía, hasta que descubrió la obra de Vivian. Inspirado por sus tomas, Maloof se hizo con una cámara idéntica a la utilizada por Vivian y salió a los mismos lugares a realizar sus propias fotografías. Poco a poco, a medida que este progresaba como fotógrafo volvía a revisar una y otra vez los negativos de Vivian. Pronto se dio cuenta de lo complicado que resultaba obtener imágenes de su mismo calibre, belleza y contundencia.

Descubrí el ojo que ella tenía para la fotografía a través de mi propia práctica«, dijo.

Una vez que Maloof adquirió esta nueva visión de la obra de Vivian, revisó durante días parte de su trabajo, dándose cuenta de que lo que realmente le interesaba a esta no eran los paisajes urbanos, sino la gente, las escenas de calle, la composición en general.

Empezó entonces un estudio minucioso de los negativos y al comprobar la calidad de las imágenes, decidió comprar el resto de cajas. A pesar de tomar esta decisión Maloof seguía sin saber prácticamente nada del autor de sus adquisiciones. Maloof quería conocerlo en persona, así que indagó en la empresa que realizaba la subasta, donde le dijeron que pertenecieran a una anciana que se encontraba mal de salud, pero desconocían su nombre. Esto hizo que Maloof desistiese en su empeño de dar con Vivian, por temor a molestarla.

Un día a finales de abril del 2009, cuando ya había transcurrido más de un año desde que Maloof adquiriera la primera caja de negativos en RPN, revisando una de las cajas, este encontró por casualidad un sobre de un laboratorio fotográfico y garabateado a lápiz el nombre de «Vivian Maier». Al fín sabía quién era la autora de tal ingente cantidad de negativos. Escribió en Google el nombre y todo lo que encontró fue una esquela en el Chicago Tribune. Vivian Maier había fallecido 3 días antes del hallazgo a la edad de 83 años. La esquela había sido puesta por aquellos 3 niños de los que ella se había ocupado cuando llegó a Chicago, o como ellos mismos escribieron: «La segunda madre de John, Lane y Matthew.»

Maloof indagó en el Chicago Tribune sobre los datos de la fallecida y todo lo que obtubo fueron un número de teléfono que ya había sido dado de baja y una dirección con la que no consiguió averiguar nada relevante. Maloof no sabía a quien recurrir. Mientras trataba de saber más sobre este interesante personaje que se cruzó en su vida, empezó a mostrar el trabajo de Vivian Maier creando el blog:

Posteriormente, en octubre del 2009, vinculando el blog con su página de la web de Flickr, página en la que se comparten fotografías, envió una pregunta acerca de las imágenes de Maier al foro de debate dedicado a la fotografía de calle:

http://www.flickr.com/groups/onthestreet/discuss/72157622552378986/

¿Qué puedo hacer con este material (que no sea dárselo a usted)? «.

La respuesta tuvo connotaciones virales por la cantidad de tráfico que generó al blog. La obra de Vivian Maier ha cosechado un sinfín de admiradores y seguidores en todo el mundo a raíz de la publicación el línea y de forma provisional por parte de Maloof de un puñado de sus fotografías. En el último año, sus fotografías han aparecido en la prensa internacional. Se han hecho exposiciones en Dinamarca y Noruega y ya está abierta al público la del Centro Cultural de Chicago. La práctica totalidad de las fotografías no han sido vistas por nadie más que la propia Maier y Maloof únicamente ha arañado la superficie de su legado. John estima haber adquirido unos 100.000 negativos y otro coleccionista interesado llamado Jeff Goldstein cuenta con 12.000 más (Algunos de ellos se pueden ver en):

La gran mayoría de la obra de Maier está realizada en blanco y negro, aunque existen carretes en color pendientes de revelar. Muchas de las instantáneas tienen la gravedad y la emoción subyacente porque atraparon la acción del momento. La amplitud y asombrosa por atractiva y cautivadora obra de Vivian Maier hacen que Maloof y todos los que vemos con interés cada una de sus fotografías nos preguntemos:

¿Quién fué Vivian Doroty Maier?

A cuantas preguntas podría haber dado respuesta si aun estuviese con vida. Maloof y su socio Rydzon tratan de dar respuesta a esta y a otras muchas preguntas sobre la vida y la obra de Maier. Los resultados de su trabajo de investigación se darán a conocer en un libro, un documental y en una película para la que recaudan fondos a través de:

Había mucho más en este trabajo de lo que pensaba, y me dí cuenta de que estaba sentado sobre algo más importante de lo que nunca había imaginado. Ahora nuestro objetivo es conseguir dar a conocer su nombre. Poner a Vivian Maier en los libros de historia.» – dijo Maloof.

A la vista de la cantidad y calidad de la obra que ha dejado Vivian Maier, no podemos menos que exigirle a sus fortuitos descubridores que se asesoren por expertos y tomen todas las medidas necesarias para protegerla y difundirla. Sus admiradores no podríamos perdonarles que una obra de tal importancia y calado se destruya o dañe por caer en manos inexpertas.

Enlaces de interés:

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