¿Donde está la sostenibilidad que tratan de verdernos con el pescado de piscifactoría?.

Para lograr que los salmones de una granja piscícola engorden un solo kilogramo, es necesario explotar el océano extrayendo 4kg de sardina u otras especies, con las que se fabrican las harinas que formarán parte del pienso con el que son alimentados.

A causa de la gran aglomeración de peces, el agua es muy pobre en oxígeno, motivo por el cual cerca de las jaulas en las que se crian desaparezcan muchas otras especies autóctonas. A su vez hay que considerar la gran cantidad de materia orgánica que producen, lo que varía inexorablemente el ecosistema cercano, siendo foco de enfermedades víricas y parásitos, así como germen de la proliferación de algas macroscópicas. Todo esto no hace más que aumentar la necesidad de emplear más y mayores cantidades de tratamientos preventivos y curativos, muchos de los cuales están prohibidos en los países que finalmente consumen el pescado. Tal es el caso de Chile, uno de los mayores productores de Salmón del mundo, bajo la dirección de las empresas noruegas, que produce pescado en unas condiciones que no serían permitidas en los EEUU, país que importa una sustanciosa cantidad de salmón.

Las empresas noruegas se establecieron en Chile por sus ideales características para la cría del Salmón ayudados de la laxitud de las leyes y de la proximidad de las productivas aguas peruanas, fuente del pescado que una vez tratado se convertirá en pienso.

Sabiendo estas cosas uno no puede menos que preguntarse en donde está la tan cacareada sostenibilidad de las piscifactorías. Así nos va…

Esta entrada fue publicada en Reflexiones. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario